jueves, 14 de abril de 2011


Sabéis? Hoy he recordado mi infancia. Me he acordado de todo lo que viví, de todo lo que sentía cuando solo me importaban las muñecas y los amigos. En esos tiempos no me tenía que preocupar por tener a alguien especial a mi lado, porque lo más especial que tenía eran peluches, juegos... En fin un montón de cosas, menos aquella persona. También me acordé de aquellas tardes en el parque recogiendo flores para luego dárselas a mis padres, ellos se sentían felices, porque por una vez pensábamos en ellos para regalarles aquel ramillete de margaritas y unas hierbas secas. Pero ellos solo sonreían y guardaban aquello como si sería lo más importante que tendrían que guardar en toda la tarde. A veces me pasa lo mismo, pero en vez de un ramillete cojo una margarita. Y pensareéis... ¿Para qué querrá una margarita? ¿Os acordáis de cuando se hacía el me quiere/no me quiere? A veces paso las tardes así. Puede parecer de locos estar perdiendo toda la tarde con esa estupidez, pero a mí me entretiene. ¿Y sabéis por qué? Porque por un momento me hace acordarme de él. Y aunque parezca una tontería o un juego aburrido, a mí me hace sacar una sonrisa de tonta; porque si sale el sí me quiere, aunque yo sepa que no, me hace ilusión.

:)


Yo elegí quererte, elegí que llorar por ti no estaba tan mal, elegí no hacer caso a la gente y dejarme llevar por mis sentimientos, elegí que perdonarte era lo más importante y que ese tiempo separada de ti me valió para darme cuenta de que realmente te necesitaba.

miércoles, 13 de abril de 2011

Pero la felicidad no es la perfección, ni tener todo lo que quieres, si no sentirte bien contigo misma, con lo que tienes y con todas las personas que te quieren.
Porque teniendo el apoyo de esas personas y confiando ti misma, ya deberías de ser feliz; porque la perfección no existe.
Todos tenemos como meta encontrar la felicidad, todos en nuestra vida buscamos eso,
 
Dedicamos toda nuestra vida a buscar la perfección, a buscar esa felicidad que nosotros creemos poder encontrar.